Los acusados están incómodos
Los
jueces resolvieron que un militar no sea juzgado por el delito de
homicidio. Los defensores plantearon al tribunal que se les permita a
los represores no concurrir a las audiencias porque les resultaba
incómodo el viaje a Comodoro Py.
Por Alejandra Dandan
Este es el tercer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Atlético, Banco y Olimpo (ABO).
Imagen: Rafael Yohai.
Miguel
D´Agostino quería mirarle la cara a los jueces. Ver que lo vieran. Los
integrantes del Tribunal Oral Federal 2 iban a decidir la suerte de uno
de los nueve acusados del juicio, el único ex miembro del Ejército,
Alfredo “Cacho” Feito. Su defensa había pedido que lo aparten del
juicio. D’Agostino quería estar ahí para escuchar a los jueces. Más allá
de todo lo que podían decir fiscales, querellas y defensas, dijo,
“quiero que me vean”. “Que sepan que los que estamos esperando la
respuesta somos nosotros, los testigos”, de los tres campos de
concentración, aquellos organizados secuencialmente en Atlético, Banco y
Olimpo.
El presidente del Tribunal aceptó.
–Está bien,
los testigos que hablarán durante el juicio –explicó Rodrigo Giménez
Uriburu– pueden quedarse en la sala hasta que se resuelva el planteo,
pero después haremos un cuarto intermedio y luego se van. Allí era el
momento del comienzo formal del juicio: las declaraciones indagatorias
de los acusados.
Miércoles 28. 9 am. La sala de Comodoro Py. La
hora prevista de la audiencia destinada a Feito. Nada. 9.30. La sala
vacía. 10. Lo mismo. Varios pisos más arriba, D´Agostino se acercó a la
ventanilla del tribunal. ¿Cuánto más será la demora? Quienes se iban
acercando comenzaron a saber, así, que gran parte de los detenidos
siguen en el penal de Marcos Paz. Al parecer, el único vehículo del
Servicio Penitenciario Federal encargado de los traslados de los
acusados por crímenes de lesa humanidad había salido a buscarlos a las
¡seis de la mañana! pero todavía no había llegado.
Las 11.
Comenzó la audiencia. Giménez Uriburu leyó la resolución esperada. Feito
fue condenado a 18 años de prisión en junio de 2012 durante el juicio
ABO II. Llegó a este nuevo juicio acusado por el homicidio de Santiago
Bernardo Villanueva y nueve secuestros y tormentos. Su defensa pidió
sobreseimientos para todos los casos al entender que ya fue juzgado.
Durante
el juicio pasado, la fiscalía reiteró lo que viene pidiendo hace años:
que en los casos en los que existen pruebas de homicidios, los
perpetradores sean condenados de modo integral. En aquel momento, el
tribunal dijo que no. Que como Feito había sido acusado sólo por
secuestro y torturas, no podía ser condenado por homicidio. Separó la
acusación por homicidio y volvió a mandarla a la instrucción para que
sea investigada de nuevo y por separado, en un circulo que toma en
cuenta garantías jurídicas pero que a la vez se vuelve un inacabable
dilema para la elaboración de pruebas y búsqueda de justicia, no sólo
para las víctimas, sobrevivientes sino para los propios acusados. El
juzgado de Daniel Rafecas finalmente le imputó el homicidio para este
juicio. Entendió que los hechos quedaban re–significados por la lógica
jurídica. Una vez comenzado el juicio los defensores de Feito se
opusieron.
“Hemos decidido rechazar los cargos de homicidio”,
dijo Giménez Uriburu en la audiencia, sin quitar la vista del escrito.
D´Agostino lo miraba desde una silla varios metros atrás. “No se han
encontrado elementos nuevos que modifiquen los hechos que ya fueron
juzgados –explicó el juez–. Se trata al homicidio como un hecho
independiente cuando en realidad no hay elementos que modifique los
acontecimientos históricos”. Inmediatamente pasó a la segunda respuesta:
los planteos por las nuevas acusaciones de secuestros.
Los
defensores habían dicho que como ya había sido juzgado por su
participación en el engranaje represivo, entonces ya había sido juzgado
por cualquier delito cometido en ese marco. Los jueces, esta vez,
dijeron que no. “Se trata de bienes jurídicos distintos, personas
distintas, víctimas distintas, que no formaron parte de casos atribuidos
con anterioridad”. Feito seguirá en juicio.
–Me gustaría
explicar que como se vio hoy, este será un juicio extenso, con jornadas
de varias horas y producción de prueba –señaló uno de los defensores
antes de que se ordenara el cuarto intermedio–. Nuestros asistidos, para
llegar a tiempo, se levantan a las tres o cuatro de la mañana, si todo
sale bien, los llevan a Devoto desde donde los redistribuyen para los
traslados: hoy debían haber llegado a las nueve. Hacen ese viaje
esposados hasta …
–¡Y si! –dijo alguien en la sala, en un diálogo
que probablemente sólo oían los familiares y supervivientes y testigos
sentados detrás.
–Esperan en la alcaldía de este edifico, los martes, especialmente, permanecen más horas..
–¿Y? –volvió a escucharse.
El
defensor dijo que otros tribunales permiten a los acusados no estar en
las salas de audiencias, escuchen los debates en sus lugares de
detención. También dijo que sabe que están presentando escritos en el
ministerio de Justicia por las condiciones de detención. Habeas corpus,
explicó.
La fiscal Gabriela Sosti salió rápido a decir lo que
tenía que decir: “Los imputados deben asistir al debate. Lo único que la
ley prevé es que estén en la sala contigua a disposición. La presencia
de ellos en la sala es importante porque permite pensar en situaciones
espontáneas”. Recordó que el mismo tribunal vedó la posibilidad de que
los reporteros les tomen fotografías por si iban a ser sometidos a
reconocimientos. Y citó un escrito del propio presidente del tribunal,
en el juicio por la tragedia de Once, en el que considera indispensable
la presencia “ininterrumpida de los acusados durante todo el debate como
garantía máxima” de una ley que no admite interpretaciones. Giménez
Uriburu dijo en esa oportunidad que sin esas presencias un juicio se
trasforma en un juicio en ausencia, violando el principio de publicidad.
–Y
en cuanto a lo que dicen de la incomodidad, con todo el respeto, digo
que es insostenible –agregó la fiscal–. Pretenden habilitar un
privilegio que la ley no habilita. Esto es un juicio oral, y esa
incomodidad existe para todas las partes.
¿Será que el Tribunal
les permitirá ver los juicios por video conferencia como si se tratara
del Mundial? Todos los querellas adhirieron a los fundamentos de la
fiscal. Alguna abrió la alternativa de la video conferencia, pero no
para los que tienen domiciliarias. Los acusados finalmente no
declararon. La próxima audiencia será el miércoles 6 de octubre.
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