Son dos las cartas de la desaparecida santarroseña Lucía Tartaglia que se conservan y que están en manos de su familia. Son las dos que el Tribunal Oral Federal 2 porteño, que juzga a los represores que secuestraron, torturaron y desaparecieron a la joven, le pidieron a su hermano, Aldo, cuando declaró el miércoles durante las audiencias ya que desconocían su existencia. Fue en el marco de las causas que investigan lo acontecido en los centros clandestinos de detención El Atlético, El Banco y El Olimpo, que funcionaron durante la última dictadura militar.
Las misivas escritas desde su cautiverio son los datos más importantes que tiene la familia para aportar a la causa. Las cartas le llegaron en diciembre de 1978 a su madre, María López, que las conservó desde entonces y habían circulado entre algunas personas durante los años 80. Según se pudo establecer, Lucía luego de ser secuestrada en noviembre de 1977 y estar en cautiverio, empezó a tener otro régimen dentro del centro clandestino de detención El Olimpo y pudo enviar y recibir correo. Tartaglia había estudiado Derecho en La Plata y era militante del peronismo revolucionario. Las dos cartas de puño y letra de la desaparecida, fueron entregadas a través de la familia de otra mujer secuestrada de apellido González. Allí Lucía les decía que estaba detenida y pedía que su madre le escribiera. La pampeana también relata en la segunda misiva su embarazo, producto de la relación con otro detenido, y que iba a dar a luz en febrero de 1979. Lo que se pudo establecer por testimonio de otros ex detenidos políticos fue que luego de nacer su hijo o hija, que hoy todavía es buscado, en el Hospital Militar, fue desaparecida por los represores.
Cartas del 78.
La primera carta está fechada el 6 de diciembre de 1978. Afirma Lucía en el texto: "Querida mamá: Después de un año puedo escribirte una carta. Estoy bien, extrañándolos muchísimo, pensando en el día en que pueda estar con ustedes nuevamente". "Estoy con un grupo de personas, todos muy macanudos, los cuales me están enseñando a vivir de otra manera, a querer cosas que antes no les daba ni pelota. ¿Vos mamo, cómo estás? ¿Seguís enferma? ¿Cuándo vas a hacer un tratamiento y te vas a curar del todo? ¿Graciela, como anda? No se casó todavía? ¿Y Lalo? (...) ¿Está hecho un hombrecito?". "¿Los negocios como siguen? Aunque con Graciela al frente me parece que la pregunta está de más ¿no es cierto? Después de un año me cuesta bastante escribir esta carta mamita, espero que tu contestación sea larga, larga y me cuentes un montón de cosas, cosas que te han pasado todo este tiempo. Necesito mucho que me escribas mamita ¡hacelo por favor!. Bueno, mamita, un beso grande a todos ustedes, a María Lis y Lilia. Los quiero mucho. Lucía", indicaba. En la post data le indicaba que le mandaba una tarjeta "pintada por gente que no tiene manos y la pinta con la boca".
Embarazo.
La segunda carta, que no se puede datar, pero sería de diciembre de 1978, días después de enviar la primera, y es más reveladora.
Indica el texto: "(Vas a) ser abuela, voy a tener un hijo para principios de febrero. Quizás en esta época se corten las comunicaciones por que me llevan a otro lugar, pero no te preocupes que yo las voy a volver a reanudar". "¡No te caigas de espaldas por favor! ¡Digerilo despacito! Vas a ser abuela. ¿Qué tal? Y mis hermanos tíos. ¡No se lo esperaban a esto no? Estoy muy linda, peso 60 kilos o sea que he aumentado 1 kg por mes. No estoy gorda, tengo solamente panza ¡un bombo bárbaro!". "Al embarazo lo llevé medio accidentado, pues a los tres meses me tuvieron que operar de apendicitis, después me hicieron unos análisis y estaba anémica, con un tratamiento a base de calcio, inyecciones de hierro, se me pasó bastante. Después por el embarazo, tengo un pequeño soplo pero según me dijo el médico es producto del embarazo y después se me va a ir. Además tengo que andar con diuréticos, por la acumulación de líquido". "Ahora no trabajo más en la oficina, no hago nada, ya que me empezaron a joder los riñones y no puedo estar sentada más de cuatro horas. Pero aunque te haya pintado un cuadro tan tétrico, no te asustés que estoy muy bien, sólo fueron problemas que se fueron presentando durante el embarazo. Se mueve muchísimo, es un feto muy vital, por eso no tengo miedo al parto. Si es nena se va a llamar: María Victoria o María Laura y si es varón Sebastián ¿Te gustan?". "Por ropitas y esas cosas no te preocupes que tengo bastante, es la mayoría usada, pero no importa además como va a nacer en pleno verano, no necesita mucho. Yo quiero que sea varón, pero tengo el presentimiento que va ser nena". "¿Qué tal mami, con la sorpresa de fin de año que te doy? Yo le he hecho algunas batitas ¡están muy lindas! Vos mami, rezá mucho para que los dos podamos estar en casa, con vos, Graciela y Lalo y vivir los cinco bien". "La carta que me mandaste, muy linda, todo el mundo la leyó y quedó encantado con vos ¡qué flor de madre que tenés! me decían. (...) Mami, tenés que curarte y estar bien, tenés que ser la abuela y la madre más linda del mundo para cuando vayamos ¡No te dejes estar! Somos dos los que te queremos, además de mis hermanos". "Un beso grande a María Lis y Lilia, deciles que a ellos no les puedo escribir, pero que manden una hoja escrita dentro de tu carta, como lo hicieron. Por ahí, las cartas quizás tarden un poco, pero vos no te preocupes escribime apenas las recibas. (...) Un beso grande a Lalo y Graciela (los futuros tíos) y para vos un millón de besos y abrazos de tu hija que te adora y todos los días le da gracias a Dios por la madre que tiene", indicaba Lucía en su último contacto con su madre.
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